La intuició nos da una pista; en la medida en que nuestros familiares genéticos son portadores de una cierta cantidad de genes (alelos) idénticos a los nuestros (ver entrada del 29/12/08) es probable que estemos dispuestos a hacer algún sacrificio en su beneficio, mucho más, sin duda, de lo que estaríamos dispuesto a hacerlo por cualquier otra persona con la que no estemos genéticamente emparentados.
Desde un punto de vista biológico entendemos que la conducta altruista tiene un componente genético, al favorecer la supervivencia y reproducción de un familar que es portador de esos genes que, como el benefactor, también favorece el despliegue de conductas altrusitas par con los familiares. De esta forma se está aumentando la frecuencia de los genes del altruismo en las siguientes generaciones. Visto así, el altruismo tendría su parte de egoismo (qué paradoja¡¡).
Hamilton en la década de los sesenta propuso esta explicación del altruismo. Además, planteó una fórmula matemática capaz de predecir cuándo es más probable que se manifieste la conducta altruista: (rb menor o igual que c), donde r es el grado de parentesco entre el benefactor y beneficiario, b es el beneficio obtenido por el beneficiario y c el coste para el benefactor. A este altruismo se le llama recíproco; se trata de una especie de tratado o acuerdo implícito de ayuda mútua.
Para analizar este tipo de altruismo recíproco resulta interesante conocer el famoso dilema del prisionero.
Descrito por primera vez en la década de los 50 por Von Newman y Morgensteins en el contexto de la conducta económica, comienza cuando dos sospechosos que, supuestamente, han colaborado en un robo importante, son capturados por la policía y empiezan a ser interrogados por separados. La policía tiene ciertas evidencias que comprometen a ambos por una cuestión menor, pero no las suficientes para condenarlos por el delito del que se les acusa, de manera que si no confiesan serán condenados a 1 año de cárcel.
El dilema se da cuando los interrogados hacen a cada uno por separado la siguiente oferta: El fiscal entrevista por separado a los dos detenidos, rojo y negro, que han realizado un delito conjuntamente, diciéndoles por separado:
Tengo suficientes pruebas sobre ambos para enviarlos a la cárcel durante un año. Pero si es usted el único que confiesa aunque el delito supone diez años de condena, haré un trato con usted y será condenado a tres meses de prisión, mientras su compañero permanecerá diez años. Pero si confiesan ambos, los dos recibirán una condena de cinco años.
¿Qué debe hacer el rojo? ¿Debe confesar y confiar en recibir una sentencia breve? Eso es mejor que el año a que sería condenado si no confesara. Pero veamos. Hay una razón mejor para confesar, pues supongamos que el rojo no confiesa y, que sin saberlo, confiesa el negro. ¡El rojo se arriesga a ser condenado a diez años! Mejor que eso es confesar y recibir una condena máxima de cinco años. El negro se encuentra ante el mismo dilema.
La consecuencia importante en este caso es el hecho de que cuando ambos actúan de forma egoísta confesando, ambos terminan en la casilla D con una larga condena. Sólo cuando actúan de forma altruista acaban en A con una condena breve.
En la vida real hay muchas situaciones sociales, económicas e incluso biológicas que parecen el dilema del prisionero.
Puede parecer mentira pero el resultado más frecuente es el de confesar, con lo que cada uno tiene que sufrir una condena de 5 años ¿no sería más razonable no confesar y sufrir sólo una condena de 1 año? La razón nos dice que sí, pero el corazón no se fía del compañero, puesto que si callamos y nuestro compinche canta, no serán 5 años sino 10 y, además nuesto colega sale libre¡¡
Resumiento, en el dilema del prisionero no cabe esperar cooperación, sino deserción. Sin embargo, basta añadir un supuesto para que la deserción se transforme en colaboración: el que el dilema se repita a menudo, entonces es muy probable que el desertor sea castigado a la siguiente oportunidad: basta con que el desertor sea identificado y acordarse de la "faena". Así es fácil explicarse por qué siempre sentimos una emoción tan intensa ante las traiciones y por qué son difíciles de olvidar. Así se puede entender por qué consideramos que los favores hay que devolverlos, porque de otra manera seríamos traidores y ya no se contará con nosotros. A partir de aquí, es posible comprender que es más probable traicionar a un desconocido que a alguien a quien vemmos y con quien tratamos habitualmente: en tanto la reciprocidad es más probable, mayor es la probabilidad de cooperar y viceversa.
Más información:
Edumat
Jose Mª Tortosa
López Ortiz
13 comentarios:
Por diversas circunstancias durante un tiempo anduve estudiando algo de "juegos cooperativos".
Una interpretación/aplicación real de la simplificación extrema del dilema del prisionero es la "guerra preventiva", sobre todo cuando no hay mecanismo de control contra el "desertor" del juego y a favor del "cooperador", llamese ONU o como sea.
La desconfianza es lo que tiene... ¿Cómo va uno a confiar en un cómplice de delito??? Dificil, jejejej
Como dice un viejo refrán: Piensa el ladrón que todos son de su condición...
jajajaja buena apreciación Amio. Interesante. Saludos
Hola Alundra, así es. Difícil es confiar en el complice del delito,jejej. saludos
Ay Moisés ¡cuánto disfruto de tus entradas 'psicológicas' sean comportmentales, fisiologicas, etc
mira, recuerdo que en 2ª de Psicología se trató el tema del altruismo precisamente y una de las teorías que más me llamó la atención en tanto me hizo ver el tema desde una óptica desde la cual nunca lo había enfocado antes, era que, el altruismo es el más alto grado de egoísmo y desde aquél día me resulta muy difícil verlo de otra manera y que conste que me considero una persona que disfruto y mucho haciendo por los demás...
ale, a interpretarlo como se pueda
jajaja!
enfin Moisés, que pases feliz noche y que tengas un muy buen comienzo de semana!
un beso grande :***
jejejej gracias Mary. Me alegro que te gusten este tipo de entradas. Intento hacerla ammenas para que no sean un rollo, aunque a veces no se si logro conseguirlo,,jejeje. Me gusta tu frase "el altruismo es el más alto grado de egoismo",,jejejejej cuanta razón tienes¡¡. Besos y feliz día para ti.
Yo tengo que volver a leerlo, como ya sabes ando un poco espeso hoy.
Me parece muy interesante el planteamiento del dilema del prisionero, pero desgraciadamente una congestión nasal "de narices" me tiene completamente aturdida, por lo que tendré que releerlo mañana para entenderlo bien y sacar mis conclusiones...
saludos Moisés...
Este post me ha dado pie a escribir uno en mi blog sobre la opinión que en mí suscita esta cuestión.
Muy bueno, por cierto. Enhorabuena.
Momo
Estoy de acuerdo: muy interesante, Moisés. Gracias por traerlo aquí.
Amio, ¿podrías ilustrar con un ejemplo en tu blog lo que has descrito aquí? Me gustaría mucho oder aprender un poco más de esa idea. Gracias de todos modos.
Logio,, ojo con mis entradas rolleras pseudopsicologicas que pueden hacer mucho daño,,,jejejej. saludos amigo.
Lupita cuídate mucho esa congestión. Yo de momento, y toco madera, aguanto bien este invierno largo y duro que llevamos. saludos amiga..
Momo, me alegro que esta entrada te sirva para crear una en tu blog. Luego me paso a leerte y ponerme al día. saludos y gracias.
Anderea, me alegro que te parezca interesante esta entrada. Esperemos que Amio nos amplie su punto de vista. SAludos amiga..
Me ha encantado esta entrada. No conocía la paradoja esta, aunque me recuerda a un programa de televisión en donde, en vez de condena, había un premio en metálico. ¿Alguien recuerda cual?
Por otra parte, Mary L. ha hablado de que el "altruismo es el mas alto de los egoísmos". Pues bueno, tengo un amigo que estudia psicología y estuvimos discutiendo a cerca de las acciones altruistas, sin esperar nada a cambio. Yo defendía que hay gente que puede hacer cosas absolutamente desinteresadas sin esperar nada de la otra persona, y él, cabezón, que no, que no existen las acciones totalmente desinsteresadas. Supongo que los dos habéis estudiado con la misma base.
Bueno, no me enrollo más. Un saludo.
me alegro Toni. La verdad es que no recuerdo ese programa, ¿sería interesante no?
Mi opinión es que genéticamente el altruismo tiene un componente egoista. Ya sabes eso de "el gen egoista "..¿no? pues eso..
bueno,, tu no te enrollas nunca. Quiero verte más por aquí.
saludos¡¡
Hoy Empiezo a pagar deudas
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