jueves, 30 de abril de 2009

Profecía autocumplida (I)






Cuenta una leyenda mitológica griega que el rey chipriota Pigmalión esculpió una estatua con la figura ideal de la mujer. A Pigmalión le gustó tanto su obra que quiso que se convirtiera en un ser real. El deseo fue muy fuerte e hizo todo lo que pudo para conseguirlo. Pidió ayuda a Venus Afrodita, la diosa del amor, la cual colaboró en que su sueño se hiciera realidad. Así nació Galatea, su mujer ideal.

Leyendo esta mañana un correo electrónico que luego adjuntaré, me ha hecho reflexionar y buscar información sobre este tema.

La profecía autocumplida (o efecto Pigmalión, o realización automática de las predicciones), término acuñado por Merton en 1948 hace referencia a la confirmación de nuestras expectativas. En este sentido la teoría explica que cuando mantenemos una firme creencia respecto a algo o alguien, acabamos corroborándola. Las expectativas de los padres con sus hijos, de los profesores con los alumnos y los mandos con sus subordinados tienden a cumplirse. Para confirmarse, requiere que se den tres aspectos: creer firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se vaya a cumplir y acompañar con mensajes que animen su consecución.

El Profesor Rosenthal de la Universidad de Harvard, realizó una experimentación muy interesante. Se encargó de proporcionar a un grupo de profesores de primaria cierta información sobre las supuestas capacidades de los nuevos alumnos que los maestros iban a tener en clase. La información suministrada era falsa, completamente inventada, pero fue suficiente para que los alumnos señalados a priori como potencialmente brillantes consiguieran, efectivamente, resultados sobresalientes, mientras se quedaban atrás aquellos de los que, sin ninguna base para afirmarlo, se esperaba más bien poco.

Otro ejemplo: un banco gestionado de forma honrada y eficaz, con algunos activos líquidos pero con la mayor parte de sus fondos invertidos en diferentes negocios. Ocurre sin embargo que, un buen día, sin que nunca termine de aclararse por qué, un puñado de cliente se presenta en la oficina del banco porque a sus oídos ha llegado el rumor de que el banco corre el riesgo de quiebra, y piden retirar sus fondos. El banco hace frente a sus obligaciones sin problemas, pero la presencia de tanta gente en la oficina provoca nerviosismo y alimenta el rumor de una inminente bancarrota. El temor se extiende y los clientes, cada vez en mayor número, pretenden rescatar sus depósitos. La bola crece de forma que, finalmente, el falso augurio de que el banco se encaminaba a la quiebra termina cumpliéndose. Una profecía que se cumple a sí misma simplemente porque la gente percibió como auténtico un peligro que era falso, y actuó como si fuera real.

El correo electrónico hacía referencia a la crisis mundial desde la perspectiva de Gabriel García Márquez:

”Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 19 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: ‘No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo’.

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: ‘Te apuesto un peso a que no la haces’. Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, ¡si era una carambola sencilla! Y él contesta: ‘es cierto, pero me he quedado preocupado de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo’.

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá, feliz con su peso y le dice: Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla, porque es un tonto. ¿Y por qué es un tonto? Porque no pudo hacer una carambola sencillísima, según el preocupado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo. Y su madre le dice: No te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces ocurren.

Una pariente que estaba oyendo esto y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero: ‘Deme un kilo de carne’, y en el momento que la está cortando, le dice: Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado’. El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice: ‘mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas’. Entonces la vieja responde: ‘Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos…’ Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.

Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, alguien dice: ¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo? ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor! Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor. Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor. Sí, pero no tanto calor como hoy. Al pueblo, todos alerta, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: ‘Hay un pajarito en la plaza’. Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito. Pero señores, dice uno siempre ha habido pajaritos que bajan aquí. Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. Yo sí, soy muy macho -grita uno-. Yo me voy. Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen: ‘Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos’. Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: ‘Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa’, y entonces la incendia y otros incendian también sus casas. Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado: ¿Vistes m’ hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?

¿interesante no?

Imagen: Pigmalión y Galatea de Jean-Léon Gérôme. Sacada de este blog.

13 comentarios:

jose dijo...

Desde luego, esto da qué pensar. Por ejemplo, si no seremos nosotros mismos, todos, los que nos estamos hundiendo en estos tiempos de crisis con pensamientos negativos y presagios sin base alguna.

Ahora bien, yo te juro que no he sido el que lanzó la bola por la pendiente nevada!

Anónimo dijo...

Muy interesante.

Yo voy a intentarlo también:

Me va a tocar la lotería, me va a tocar la lotería, me va a tocar la ...

fermin dijo...

Moisés (Márquez, ¿compraste número?

La rumorología siempre acaba desencadenando desastres, es cierto.
Saludos.

Merce dijo...

Nunca me gustaron los rumores ni la gente augurera y creo que cada vez los tenemos mas presentes en nuestras vidas, por desgracia.

Hoy nos sueltan globos sonda por todas partes, a ver como respiramos, muchas veces caemos en la trampa. Vivimos estereotipados en lo que hay que tener, lo que hay que hacer y a donde hay que ir...

Calma, me gusta mantener la calma aunque no por ello deje de transportar una preocupacion interior, pero es eso, interior, solo mia.

Una gran entrada Moises :)

Bisquiños y disfruta del puente que ya no quedan muchos jajajaja

Anónimo dijo...

"... creer firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se vaya a cumplir y acompañar con mensajes que animen su consecución".

Es conocida la teoría que presentas, Moisés.

Parece que algún asesor de Zapatero le haya aconsejado en este sentido. Estaría encantada de que funcionara. Que saliéramos de la recesión, que comenzara la bonanza económica, que empezáramos a crecer, que descendiera el paro...

Voy a ver si hago algo de gimnasia de fe en la bonanza económica. Que por fé y esperanza, al menos, no quede.

Anónimo dijo...

Lo olvidaba:

1) Gracias por recordar el efecto Pymalion, Moisés. Y

2) ¡que tengas un estupendo puente!

Merce dijo...

Aps, se me olvidaba, llevaba sonando desde hacia tiempo en mi cabeza, Tracy Chapman, gracias por recordarmela.

Feliz fin de semana :)

Biquis mil

Mary Lovecraft dijo...

Interesantísima entrada.

Supongo que las espectativas están hechas a parte de muchas otras cosas, a base de nuestros deseos, actitudes, etc más ocultos y que por sernos desconocidos nos pueden llegar a jugar muy malas pasadas en según qué casos.

un beso Moisés, me encanta Tracy Chapman :D

Mary Lovecraft dijo...

...y en según qué otros casos, dar lugar a maravillosas e inesperadas sorpresas.

ahora sí, se me escapó la mitad del mensaje :D

Moisés P. dijo...

Hola Jose. Exacto¡¡¡ alguien con información privilegiada lanzó la bola,,,y poco a poco se fue haciendo grande y se fue alimentando por las espectaticas negativas propias.
saludos...

jajajajaj pues hay que empezar por ahí Moisés...creyendo en uno mismo..y como dice Fermin, acuérdate de comprar el boleto...
saludos tocayo¡¡

Hola Fermin...la rumurología da miedo, aunque en algunos casos suele tener fundamento. Saludos y feliz finde.

Hola Merce...ojalá se pudiera mantener la calma siempre....estoy contigo totalmente...en nuestros días nos lanzan globos sonda para sondear la opinión global...y según reaccionemos, aplican o no sus estrategias....la política de hoy en día es eso...Besos guapa y feliz finde..(pd. yo también hacía ya tiempo que quería poner algo de Tracy...)

Hola Anderea, ojalá pronto se cumplieran esas espectativas de ZP aunque me temo que habrá que apoyarlas con hechos concretos ¿no?
Gracias a ti por pasarte y dejar el comentario, y que disfrutes tb de este puente... Besos

Hola Mary...todo influye... nuestra actitud, predisposición, frustraciones, deseos...al final es un "totum revolutum". Besos guapísima y feliz finde¡¡¡

Anónimo dijo...

Curiosísimo. Tiene q ver con la sugestión... la verdad q da para pensar un buen rato el tema...
Moisés...como te lo curras.

Suso dijo...

Sí señor, Moisés, una entrada redonda. Es educativa, puntito de conflicto, obliga a la reflexión, entretiene, atrapa y no se hace larga... Para mí, un 10.
Sobre el contenido y esa especie de moraleja con la que finaliza Gabriel, tampoco tengo dudas. Soy de los que que dan muchísima importancia a la actitud personal. Obsesionarse con que algo va a salir mal, yo que sé, en un examen que llevas completamente dominado, provocará que, irremediablemente, algo salga mal.
En cambio, encarar la vida con una actitud positiva , allanará el camino por el que llega la buena suerte. A mí me funciona demasiadas veces como para opinar de otra manera... Te remito al post sobre la buena-mala suerte de mi blog (a ti y a todo el atajo de pesimistas publicastéis un comentario!!)
Por cierto Moisés (Márquez), básicamente es así. Y toca, eh? Al menos, lo que yo no haría sería pensar: no me va a tocar, no me va a tocar, no me va......
Saludos!!

Moisés P. dijo...

Hola Rafa. gracias por pasarte. Un abrazo amigo¡¡¡

Hola Suso. Me alegro que te haya gustado, y aún más que dejes comentarios tan interesantes como los que dejas. Saludos

Son las....